Avenida de los poblados, sin número
Florencia Rojas
17 feb - 5 mayo ´22

 Avenida de los poblados, 
 sin número 
 Florencia Rojas 
 17 feb - 5 mayo ´22 

 Avenida de los poblados, 
 sin número 
 Florencia Rojas 
 17 feb - 5 mayo ´22 



La historia se escribe siempre por estratos. Este texto también. Entre unos y otros hay fisuras, vacíos, saltos de tiempo. Ninguna narración se cuenta completa. Todas necesitan recomponerse desde los fragmentos. Es eso lo que hace el recuerdo. No existe el olvido. Sólo los silencios.

Desde que la cárcel de Carabanchel se derribara en 2008, la imagen fantasma del solar ha permanecido en la memoria de muchos de los vecinos del lugar y en la de todos aquellos que vivieron los convulsos momentos de la reclusión de presos políticos y aquellos vagos y maleantes que el régimen franquista y la incipiente democracia hicieron habitar entre sus muros de piedra y pavés.

Avenida de los Poblados, sin número es un ensayo sobre los diferentes estratos temporales que habitaron el lugar, desde el subsuelo en el que aparecieron piezas arqueológicas como el mosaico romano hallado en el siglo XIX hasta esos cielos que en la mirada de los presos se convertía en horizonte de libertad por el que luchar como en el amotinamiento de los presos de la COPEL (Coordinadora de presos en lucha) que tuvo lugar en 1977, presente en la exposición mediante dos fotografías cedidas por uno de aquellos presos.





Es aquí donde entra el concepto de deber de memoria como deber de justicia del que nos habla Ricoeur. Memorias pasionales, memorias heridas, deuda y herencia, de aquellos que ya no están pero que estuvieron, ese paso de la memoria personal a la colectiva que va construyéndose a lo largo de todo este proyecto.

Concebido por Florencia Rojas como un proyecto de investigación artística en el que han participado numerosos agentes, Avenida de los Poblados, sin número se desarrolla como un proyecto en tres tiempos y espacios. Acompañada de un equipo de artistas, investigadoras y activistas ( Sonia Dorado, Laura Fernández, Tábata Pardo),  el proyecto se despliega a lo largo del espacio como un yacimiento temporal y afectivo, una superposición de estratos materiales con los que reconstruir la(s) historia(s) del lugar.

En el subsuelo, la voz de Daniel Pont, uno de los presos amotinados durante las revueltas de 1977 en la cárcel de Carabanchel, nos guía por los túneles y subterráneos donde se produce el encuentro espacial del mosaico báquico interpretado en una acuarela por la artista  y Elisa Pardo y las manos posibles de la escultura de Minerva encontrada en el lugar sin brazos, sin posibilidad de acción, inerte, estática.





En la cota 0 o planta primera, el sustrato de tierra en el que los materiales demolidos de la cárcel se mezclan con todos aquellos que desde ese momento han ido depositándose para construir otras historias presentes, las imágenes de diferentes especies vegetales (malas hierbas, hierbas pioneras) van configurando un compendio de botánica junto al que van apareciendo restos materiales del edificio de la cárcel (piedra y pavés) para finalizar con una serie de celajes que se superponen a las de esa bandera desplegada pidiendo amnistía y libertad que los presos de la COPEL desplegaron en los motines de finales de los años setenta.




Una historia por contar. Una fisura en la línea narrativa de nuestra historia democrática. Unos lapsus sintácticos en la narración histórica como de los que nos habla Michel de Certeau, que nos obligan a reescribirla desde los fragmentos. Una carta escrita con la sangre de aquellos que vivieron las situaciones de violencia, represión y tortura nos conduce a tener que hacerlo, porque como escribía Teresa Vilarós en El mono del desencanto, la memoria no es esencia, no lo puede ser porque la memoria se escribe en movimiento, en proceso, así como también se escribe el olvido; y ambos, memoria y olvido, toman forma en el proceso mismo de la escritura de la historia.


Jesús Alcaide,
comisario de la exposición.





La historia se escribe siempre por estratos. Este texto también. Entre unos y otros hay fisuras, vacíos, saltos de tiempo. Ninguna narración se cuenta completa. Todas necesitan recomponerse desde los fragmentos. Es eso lo que hace el recuerdo. No existe el olvido. Sólo los silencios.

Desde que la cárcel de Carabanchel se derribara en 2008, la imagen fantasma del solar ha permanecido en la memoria de muchos de los vecinos del lugar y en la de todos aquellos que vivieron los convulsos momentos de la reclusión de presos políticos y aquellos vagos y maleantes que el régimen franquista y la incipiente democracia hicieron habitar entre sus muros de piedra y pavés.

Avenida de los Poblados, sin número es un ensayo sobre los diferentes estratos temporales que habitaron el lugar, desde el subsuelo en el que aparecieron piezas arqueológicas como el mosaico romano hallado en el siglo XIX hasta esos cielos que en la mirada de los presos se convertía en horizonte de libertad por el que luchar como en el amotinamiento de los presos de la COPEL (Coordinadora de presos en lucha) que tuvo lugar en 1977, presente en la exposición mediante dos fotografías cedidas por uno de aquellos presos.





Es aquí donde entra el concepto de deber de memoria como deber de justicia del que nos habla Ricoeur. Memorias pasionales, memorias heridas, deuda y herencia, de aquellos que ya no están pero que estuvieron, ese paso de la memoria personal a la colectiva que va construyéndose a lo largo de todo este proyecto.

Concebido por Florencia Rojas como un proyecto de investigación artística en el que han participado numerosos agentes, Avenida de los Poblados, sin número se desarrolla como un proyecto en tres tiempos y espacios. Acompañada de un equipo de artistas, investigadoras y activistas ( Sonia Dorado, Laura Fernández, Tábata Pardo),  el proyecto se despliega a lo largo del espacio como un yacimiento temporal y afectivo, una superposición de estratos materiales con los que reconstruir la(s) historia(s) del lugar.

En el subsuelo, la voz de Daniel Pont, uno de los presos amotinados durante las revueltas de 1977 en la cárcel de Carabanchel, nos guía por los túneles y subterráneos donde se produce el encuentro espacial del mosaico báquico interpretado en una acuarela por la artista  y Elisa Pardo y las manos posibles de la escultura de Minerva encontrada en el lugar sin brazos, sin posibilidad de acción, inerte, estática.





En la cota 0 o planta primera, el sustrato de tierra en el que los materiales demolidos de la cárcel se mezclan con todos aquellos que desde ese momento han ido depositándose para construir otras historias presentes, las imágenes de diferentes especies vegetales (malas hierbas, hierbas pioneras) van configurando un compendio de botánica junto al que van apareciendo restos materiales del edificio de la cárcel (piedra y pavés) para finalizar con una serie de celajes que se superponen a las de esa bandera desplegada pidiendo amnistía y libertad que los presos de la COPEL desplegaron en los motines de finales de los años setenta.




Una historia por contar. Una fisura en la línea narrativa de nuestra historia democrática. Unos lapsus sintácticos en la narración histórica como de los que nos habla Michel de Certeau, que nos obligan a reescribirla desde los fragmentos. Una carta escrita con la sangre de aquellos que vivieron las situaciones de violencia, represión y tortura nos conduce a tener que hacerlo, porque como escribía Teresa Vilarós en El mono del desencanto, la memoria no es esencia, no lo puede ser porque la memoria se escribe en movimiento, en proceso, así como también se escribe el olvido; y ambos, memoria y olvido, toman forma en el proceso mismo de la escritura de la historia.


Jesús Alcaide,
comisario de la exposición.



Próxima inauguración
“Magma”
Jimena Kato

Inauguración:
Viernes 28 febrero: 18h

ARCO MADRID:
Sábado 8 marzo: 10-14h

Próximas aperturas:
 
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Clausura:
Sábado 17 may: 11h

OTR. espacio de arte
José Trujillo y Elsa López
Dirección artística
Elsa Paricio

Asistencia técnica
Mauro Vallejo y Luz Prado

Fotografía
Mismo Visitante

Asesoría colección
Marlon de Azambuja
Calle San Eugenio, 10. Madrid
(Metro Antón Martín)

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