Matínez Bellido
3 oct. - 11 dic. ´25


Habitar la oscuridad
adentrarse en el laberinto 
 3 oct. - 11 dic. ´25 






Matínez Bellido


Blanca del Río


Tal vez la única forma de esclarecer lo relativo al arte sea dejar que se eleve tan por encima de su lugar en el mundo, que llegue a coincidir con el universo en su totalidad 1

Graham Harman, Hacia el realismo especulativo. Ensayos y conferencias, 2019
1Cita original editada por la autora


El 14 de febrero de 1990 se tomó una fotografía de la Tierra a seiscientos millones de kilómetros de distancia que se tituló Un punto azul pálido. En la imagen —de un gris oscuro e interrumpida por varios haces de luz de diferentes tonalidades—, el planeta aparece como una diminuta marca en la inmensidad del espacio. Dicha fotografía fue tomada por la sonda espacial Voyager 1, que había sido enviada en 1977 a explorar el sistema solar exterior y que, tras haber cumplido su cometido, giró la cámara para capturar una última imagen de la Tierra mientras se iba alejando.

No obstante, la primera fotografía de nuestro planeta capturada desde el espacio es de 1946. Desde entonces, e impulsado por diferentes misiones espaciales, se ha ido generando un corpus de imágenes con la intención de ofrecernos información sobre el lugar que habitamos. Así, encontramos representaciones de la Tierra de forma fragmentada o en su totalidad, o junto al Sol o la Luna. En el conjunto de este archivo, sin embargo, la fotografía Un punto azul pálido es muy diferente a las demás: la imprecisión de sus elementos dista mucho de ofrecernos claridad sobre el objeto que intenta capturar.

Se trata de una imagen atravesada por varias franjas paralelas, ligeramente inclinadas, en tonos verdosos, amarillos o rojizos y con cierta textura, gracias a la multitud de motas que la componen, y entre las que se encuentra atrapada la circunferencia terrestre. ¿Qué pasaría si sacáramos esta instantánea de la secuencia histórica de las imágenes captadas de la Tierra? ¿Y si esta nos regalara otro tipo de conocimiento? ¿Uno que está alejado del científico, que no trata de narrarnos cómo son las cosas y cuyo valor no reside en representar algo ya existente?

Y yendo un poco más allá, planteemos una serie de cuestiones generales: ¿Y si la fuerza de las imágenes residiera en que son capaces de introducir umbrales de variación y que se instituyen en su ser-ahí? ¿Y si fueran capaces de desbordar su propia escena y producir su propia realidad?

Una serie de inquietudes parecidas se respiran en la práctica artística de Martínez Bellido. Habitar la oscuridad, adentrarse en el laberinto es una exposición en la que el artista experimenta con aparatos de observación (telescopio, microscopio o prismáticos) y fotográficos, y los despoja de su función original para ponerlos al servicio de la imaginación.

Martínez Bellido consigue estas imágenes creando circuitos ópticos en los que coloca diferentes componentes (lentes, reflectores o filtros de observación solar) que extrae de los aparatos de observación y por los que hace pasar una luz que acaba proyectándose sobre un plano. Mediante este procedimiento, proyecta en superficies diferentes patrones luminosos que registra con placas fotosensibles que después revela y escanea. Este proceso le ha permitido generar un fecundo archivo del que va escogiendo imágenes que en ocasiones modifica mediante la ampliación o el reencuadre.

El resultado es un conjunto de imágenes con superficies repletas de detalles informes e imprecisos, que provocan un extrañamiento. Se trata de una investigación material y de largo recorrido por parte del artista sobre la autonomía de la imagen fotográfica respecto del objeto representado.

Habitar la oscuridad, adentrarse en el laberinto es un proyecto que parte de una especie de viaje cósmico sin salir del laboratorio. Un periplo que busca ecos de la naturaleza en el interior de los instrumentos científicos que nos permiten observarla. Este proyecto propone introducir un desvío en la comprensión y en el uso habitual de estas herramientas para, por un lado, cuestionar los marcos de visibilidad que históricamente han ofrecido estos aparatos acerca del mundo que nos rodea; y, por otro, poder ofrecer imágenes que desafíen al agotamiento generalizado de la imaginación propio del momento histórico en que nos encontramos.

Avanzar y caminar en la oscuridad es situarse en el espacio que queda entre los pequeños destellos. Martínez Bellido apuesta por la imaginación como tentativa metodológica para abrir otras posibilidades, para descubrir puntos de luz.

Blanca del Río, comisaria de la exposición.




Próxima inauguración

Martínez Bellido

Inauguración:
Viernes 3 octubre: 18h

Apertura ESTAMPA:
Sábado 11 octubre: 10-14h

Próximas aperturas:
 
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